Una pincelada

Escribo para saber. Por eso vuelvo a la mirada que tenía de niña. O a la de ese chico que corre por el parque y que nunca fui. A veces prefiero mirar el mundo a través de los ojos de un elefante. Un día me levanté y era un leopardo. También he sido trompetista, reportera, payaso, ángel, refugiada e incluso fantasma. Me gustó crecer entre cerdos, vivir en Nueva York en el año 1942, aullar como un lobo en medio de los bosques gallegos. Ser árbol, pájaro, desierto. Pero con todo, no sé mucho de este mundo. Por eso seguiré escribiendo. Y leyendo.

 
Un brochazo

Nací en Oviedo en 1969.

Estudié ciencias físicas en Oviedo y Santander.

Me vine a Madrid en el año 1993 a hacer un máster de Energía Nuclear y desde 1994 hasta el año 2009 estuve trabajando en el Ciemat, un centro de investigaciones.

Estoy casada con Javi (maravilloso) y tengo tres hijas (maravillosas): Marta, Paula y Lucía.

También tengo dos hermanos maravillosos. Uno es poeta. La otra ingeniero. Y amigos.

Ah, y un perro: Poe.

En 1998 murió mi madre, me operé de miopía y cayeron dos rayos en el avión en el que viajaba.

En enero de 2005 murió mi padre.

En 2010 cogí un avión después del suceso de 1998 y todavía estoy temblando.

Nunca dejé de escribir.

Mi primer libro se publicó en 2003, año en que también nació Marta.

Desde entonces tuve más hijas y más libros (afortunadamente más libros que hijas).

Y espero no dejar de escribir … ni de publicar (mensaje a editores).

El 1 de octubre de 2009 cogí una excedencia para dedicarme por entero a mi gran pasión: escribir.

Y todavía pienso que es una de las mejores decisiones de mi vida.

Las navidades siempre las paso con mis hermanos.

Soy, en líneas generales, feliz. Pero esto es más mérito de mis padres que mío. O de los genes.